Poesías, relatos, cine, música... Un remanso en medio de este apocalipsis (grupo EFDLT)

Placer mutuo

Placer mutuo
Moda poética (ediciones limitadas)

viernes, 31 de agosto de 2007

Un cortijo andaluz: Francisco el de la huerta (II)

… Una jornada más de trabajo, Francisco llegó a la finca antes de las ocho de la mañana, dando los buenos días y exhibiendo una genética sonrisa, parecida a la de un niño cuando abre el envoltorio de un regalo, nunca supe si era fruto de los nervios, debido a un penitente placer por cumplir con los designios del señor “y ganarás el pan con el sudor de tu frente”, o simplemente le daba gracias cada mañana a la tierra por estar vivo y activo. Aunque yo sabía que él era razonablemente feliz, y probablemente cuales eran las causas, jamás pude hacer mía su dicha, cada fin de jornada fracasaba en el intento de envidiar su armonía con el papel que le adjudicó la vida. Antonio, otro jornalero menos agradecido que Francisco con el destino que desde arriba le habían asignado, llevaba una semana, por un dolor de muelas, maldiciendo a todo lo que se cruzaba en su camino, y fumando bajo cualquier excusa peregrina. Llevaba siempre una camisa de mangas largas con dos bolsillos en el pecho, uno para cada paquete de tabaco, a forma de depósitos de gasolina. Una gorra para proteger sus ideas del sol, y los bolsillos del pantalón llenos de papel higiénico por si lo sorprendiese, en medio del campo, un inesperado retortijón…

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miércoles, 29 de agosto de 2007

Soy del planeta Tierra

Si hay algo de lo que el Hombre podría sentirse verdaderamente orgulloso, sin denotar por ello ignorancia ni soberbia, es del planeta donde habita.
Lejos de entenderlo así, nos hemos entregado a una frenética carrera por someterlo cuanto antes a nuestro beneficio y antojo.
Claro que, pensará nuestro subconsciente colectivo, para qué conservar algo que no nos proporciona una posición preponderante ante nadie, no tenemos ante quienes sentirnos superiores ni privilegiados por disfrutar de esta exuberante naturaleza.
Lamentablemente nuestra inteligencia ha hecho que confundamos el instinto de supervivencia con el placer de la prepotencia y el dominio, y la perpetuidad de la especie con el suicidio colectivo.
Creo que estaré preparado para afrontar lo irremediable de sus medidas, cuando llegue el momento en que no le quede otra opción que contrarrestarnos como a una plaga.

Mientras tanto disfrutaré cuanto pueda de sus supervivientes encantos. Vean estas maravillas


lunes, 27 de agosto de 2007

Odio



Odio decir te quiero mancillando
con palabras, de nuevo, tu piel;
espiral de suave arena hipnótica
que impide que devore tu alma
cuando estás sutilmente entregada.

Odio rendir pleitesía a tu existencia
intentando, otra vez, santificar tu sonrisa;
sólo porque de a luz exóticos mundos
cada vez que despierta; derribando miserias
y erigiendo bellezas inalterables e inéditas.

Odio orarte a base de poemas que
hablan de lunas, soles y estrellas;
luces de tu reino, reflejos de tu supremacía,
oasis breves, alimento de mis plegarias.

Lo odio porque nada puede liberarme
de esta dependencia, nada me auxilia
en mi vano esfuerzo por corresponder a
la excelencia con que su amor me impregna.

viernes, 24 de agosto de 2007

Los mundos de Raúl (V)

Raúl y el exterminio de los Likos

…había transcurrido una hora desde que salieron del colegio, y sus padres estarían a punto (si no lo habían hecho ya) de llamar a la escuela para preguntar por ellos.
- Bueno, hoy te vas a escapar, le dijo Daniel un poco contrariado, pero mañana, todos nos buscaremos una excusa para poder llegar más tarde a casa. Te estaremos esperando a la salida del colegio. Volveremos aquí y escucharemos ansiosos uno de tus sueños, y espero que sea realmente una historia apasionante-.
Los tres salen del interior del sauce llorón, Raúl fue el primero que tímidamente empieza a caminar, lentamente se va alejando sin dejar de mirar hacia atrás, para comprobar que sus raptores no se arrepintieron de haberlo dejado escapar, aunque sólo fuese hasta mañana.
Cuando llegó a su casa, sus padres le estaban esperando con cara de pocos amigos, deseando, por supuesto, una explicación a su tardanza, pero con el ansia de escapar del bosque, a Raúl se le había olvidado buscar una excusa para justificar su retraso.
Mientras tanto, Pablo y Daniel seguían su camino de vuelta a casa, vivían en el mismo barrio, lejos del de Raúl. En el trayecto fueron dándole vueltas, ideando un tema realmente original con el que Raúl tuviera que soñar, y que no pudiese encontrar en ningún libro una historia parecida en la que basarse.
- ¿Dónde te habías metido?, ¿sabes lo preocupados que nos tenías? Le recriminó a Raúl su padre, espero que tengas un buen motivo para llegar a esta hora sin haberlo advertido-...

miércoles, 22 de agosto de 2007

Una noche aciaga



De repente nací de una noche aciaga,
sin reconocer un solo átomo a mi alrededor,
exiliado del cuerpo y exento de peso,
vagué sin tiempo y por lugares inconcretos
en un mundo incipiente y paranoico.

Te llamé, elevé tu nombre hasta un cielo
violeta sin lunas ni astros,
lo arrojé a través de extraños edificios en
medio de selvas; con plantas de aire y
flores de arena pigmentada.

Casi recuerdo que estás a mi lado dormida.
Pero no, sigo solo en mi macabra aventura.

A lo largo de un río infinito sin agua,
con peces nadando en el aire, sigo el murmullo
de la corriente que imita a tu sonrisa
desbocada.

Pero llegué a donde empecé; a no intuir
por qué te ocultas junto a mí, serena,
callada.
Jamás padecí ni disfruté de otro instante
más resucitador, que cuando abrí los ojos
ensangrentados de histeria, abatido por
completo, y te hallé ajena y en calma
en la inmaculada realidad, a mi lado,
entre sábanas.

lunes, 20 de agosto de 2007

Un cortijo andaluz: Francisco el de la huerta (I)



Francisco el de la huerta era un jornalero, un trabajador del cortijo donde sobrevivieron, con más pena que gloria, muchas familias, entre ellas, la de mis padres, durante la eterna dictadura de Franco. La finca era una de tantas que tenía repartidas a modo de castillos feudales por toda Sevilla, un gran terrateniente de Andalucía. Cárceles para necesitados y analfabetos de la posguerra, que no tuvieron la más mínima oportunidad para cambiar el rumbo de sus vidas. Por una limosna y un techo que les cobijara, trabajaron en los años cuarenta, cincuenta y sesenta, de sol a sol y de lunes a lunes. Todavía, cuando mis padres recuerdan las penalidades y carencias de aquella época, se refieren a los dueños y familiares del cortijo, como señoritas y señoritos. No sabrían de qué otra forma llamarles. Señorito, una palabra de origen sumiso, es al cabo de los años, simplemente un apellido inseparable para reconocer a alguien rápidamente.
Francisco era pequeño, casi mulato por la gracia del sol, enjuto y arrugado como un higo desfondado por los pájaros, pero con la energía y la vitalidad de un chaval virgen de veinte años, los nervios, decía mientras parpadeaba sin parar, no le dejaban vivir. Cuando yo lo conocí estaba a punto de jubilarse. No sé qué papeles le faltaban, ni a expensas de qué administrativo del señorito se encontraba, pero sí recuerdo esta historia, digna de los habitantes de Macondo…

viernes, 17 de agosto de 2007

La fragua



En una fragua, cada noche,
después de retomarnos cada día
sin prejuicios, me gustaría forjarnos;
y mezclar todo lo bello que se nos
escapó sin apenas advertirlo; cada
pálpito en común que quedó olvidado
en la angosta
y amnésica espesura del tiempo.
Y crearnos todopoderosos y efímeros,
como las flores tardías.


Romper cada mañana, exhaustos,
el crisol agotado, y entregarnos
frenéticos a la creación de un
nuevo molde voluptuosamente
conformado de esencias e instintos,
de divinidad.
Crear una vida desconocida hasta ahora,
descubrir en ella nuestra naturaleza
espontánea, y la verdadera misión
de nuestros sentidos.


¿Cuántos paraísos puedes llegar a evocar?
¿Puede consumirnos la perfección?
Dímelo sin pensar, como te esclaviza el amor,
con el acto reflejo de un suspiro,
respóndeme como se da un beso demasiado
tardío;
con un impulso, sin destino ni mesura.
Hagámoslo ahora.
¿O tal vez no?

miércoles, 15 de agosto de 2007

Su obra de arte



Puedo asumir la incertidumbre de cómo
me habrán esculpido en el tiempo, tus recuerdos;
¿sobre cuántos tronos y pedestales, me erigiste
soberbio y confiado, capaz de eclipsar al mismísimo
David de Miguel Ángel?
¿Con cuáles de mis seres pretéritos, depravados y
mitológicos, habrás tallado una laberíntica sala de
de almas gritando, insomnes?


Soy conocedor, de lo circunstancial y relativo de
cada acción instantánea, en la cual me considera tu
subconsciente. No voy a rogarte que me adules,
que me mientas diciendo que me entiendes a cada
paso de un sutil instante. El presente es sólo una
siembra al azar del viento.


Sólo a veces, me asfixia el hecho ingrávido e
incontrolable, de no saber si seré eternamente
moldeado, con estilos invisibles y antitéticos,
entre tus futuras obras de arte.

lunes, 13 de agosto de 2007

Cosas desesperantes de diferente índole



Increíble. Que los coches puedan alcanzar fácilmente, el doble de la velocidad máxima permitida.
Importante. Que sabiendo que envejezco prematuramente, haya días que me niegues tu sonrisa.
Trivial. Que coincidan en el mismo día, la condena de tener que afeitarme, con la necesidad escatológica y perentoria de reponer un rollo de papel higiénico.
Vergonzoso. Que admitamos con cotidianidad y alevosía, la simultaneidad de escandalosas fortunas personales, y hambrunas mortales.
Increíble. Que haya personas cultas y/o inteligentes a las que admiro, que pudiendo ser de izquierdas, sean de derechas, ideológicamente.
Importante. Que cuando todo en mí está dispuesto a florecer ante tus ojos, tu mirada sólo transmita ausencia.
Trivial. El uso penitente e indudable que hago de la balleta de cocina, cada vez que vierto el contenido de algún líquido alimenticio, que se encuentre contenido en el famoso formato “Tetra-brik”.
Vergonzoso. Que asumamos impertérritos, a la confirmación de que también las etapas malvadas y sangrientas de nuestra historia, son irremediablemente cíclicas.

viernes, 10 de agosto de 2007

Los mundos de Raúl (IV)

Raúl y el exterminio de los Likos

…Si asegura que sueña con lo que piensa despierto es porque se acuerda perfectamente de los sueños, así que le pediremos que nos cuente alguno-.
- De acuerdo, le responde Daniel, y si nos dice que no recuerda ninguno, sabremos que nos ha intentado engañar como a unos memos. ¡Espera un momento! Para asegurarnos que lo que nos ha contado es cierto, le pondremos deberes para mañana, inventaremos una historia para que pueda pensar en ella, una en la que intervengamos los tres, y mañana, después de que haya soñado con ella, deberá contarnos la fantástica aventura en la que esa historia acabó convirtiéndose en sus sueños-.
- Me parece una idea genial, exclamó Pablo, de esta no podrá salir a no ser que nos haya contado la verdad-.
Una vez disuelta la asamblea, se dirigieron a Raúl.
- Hemos decidido, dijo Pablo, que has de contarnos uno de tus sueños, queremos comprobar que no nos has mentido, pero debe ser uno realmente interesante.
- ¿No nos dirás que ahora mismo no recuerdas ninguno? Le preguntó Daniel-.
- No, no te lo diré. Respondió Raúl, recuerdo muchos de mis sueños, pero no creo que sea el momento adecuado, se nos ha hecho muy tarde y nuestros padres deben estar preocupados-.
Daniel miró su reloj, le hizo un gesto con la cabeza a Pablo invitándolo a acercarse, reunidos de nuevo para analizar la situación, admitieron que por esta vez, Raúl tenía razón...

miércoles, 8 de agosto de 2007

La realidad sin ella



Él se entregó por completo a la desidia y al sopor del sofá. Alargó su entumecido brazo izquierdo hasta reposarlo en la única silla incomprensiblemente vacía del cuarto. Alzó la pierna derecha flexionada, apoyándola sobre la mesa como si la abandonase a su suerte. Subía y bajada constantemente el brazo derecho, imitando a un periscopio, para lograr que el mando a distancia del televisor, evitase la ingente cantidad de libros y papeles amontonados, en su camino invisible hasta el receptor. El ventilador de pie rechinaba estridentemente en cada negación de su airosa cabeza, y su aire viciado era lo menos parecido que pueda existir, a una refrescante brisa marina.
Entre su estado de casi letargo, y la tranquilidad que necesitaba para respirar, había años luz de distancia; de recuerdos amargos, y muchos de ellos, lo que es aún peor, inexplicables. Lo único que acompañaba fielmente a su estado, eran la desesperanza y el desasosiego.
En plena vacación de verano, ella se había marchado sin decir adiós, ni hasta pronto, ni hasta nunca o hasta luego. Y aunque ambos tenían la certeza de que ocurriría, en algún maldito rincón recóndito y desconocido de su maltrecha esperanza, él, sin saberlo hasta ahora, que ella ya no estaba, albergaba aún una gota de ilusión, de la última sonrisa cómplice que compartieron.
Y llegó a echar de menos aquellos infinitos períodos de silencio muerto, que vaticinaban arduas y reiterativas posiciones encontradas e irreconciliables de ver la vida.

lunes, 6 de agosto de 2007

Sangre inerte



Toda la tierra lo padece:
los polos sufren su gélida distancia.
los huracanes aguantan su ira.
Las fosas marinas resisten su olvido.
Los desiertos soportan su árido bochorno.
Los volcanes sobrellevan su vómito.

Toda la energía que viste al mundo
adquiere, al instante,
la implacable fuerza que sacude a mi tiempo,
cuando sin saber por qué,
me alejo de la influencia que ejerces
sobre mi sangre, ahora inerte.

viernes, 3 de agosto de 2007

Necesito


Hoy necesito nuevas palabras.
Universos vírgenes donde encuadrarte.
Inviernos florecientes que den sentido
a los sobrenaturales poderes de tu piel
sobre mi cuerpo.
Madrugadas soleadas que definan
diáfanamente mi renacimiento
ante tu sonrisa.
Hoy quiero entender génesis y apocalipsis,
confines y fronteras, dimensiones, vidas y
muertes,
que me auxilien en la ardua y sublime odisea
de hallar milagros semejantes, a los que
provocan a lo largo de mi, tus besos incipientes.

miércoles, 1 de agosto de 2007

Tu refugio



Quiero que queden de ti las
sobras,
el rescoldo pálido y exhausto
de mis caricias.
Tan débil como una pluma en el mar,
para sentirme tu único refugio.


Que mis atenciones sean el aire para ti.
Que los malos tiempos sean
como una carcajada en el infierno,
algo que comparado con nuestro amor,
se envilezca y avergüence,
por anecdótico y baladí.


Dime lo inconfesable,
aunque sangren de vírgenes mis oídos.
Hazme lo inconcebible,
hasta morir reventado de gloria.
Tómame y haz de mí
un juguete de tus instintos,
el lugar donde todo tiene sentido,
y nada puede vencerte.


Si crees que puedo ofrecerte algo más,
entiérrame en el olvido,
habré fracasado;
caeré fulminado sin pasado ni esperanzas,
como un sueño huérfano
al que nadie se aferra.

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